- Mi Gina, ¡Cuánto tiempo! - Dijo alegremente
Jade es mi amiga de toda la vida, estudiamos juntas desde primer grado hasta último año de secundaria, su familia me quiere como otro integrante más, tanto que cuando iba a visitarla, su mamá, hermanos y tíos pedían que me quedase más tiempo en su casa. Jade y yo vivimos muchísimas cosas juntas, crushes raros, fangirleabamos con bandas de todo tipo, como Paramore, MCR, Linkin Park, Los Jonas Brothers, The Strokes, Los Foo Fighters, entre otros.
Jade estuvo presente cuando a penas John y yo éramos amigos, en ese entonces, ella salía con un chico llamado Christopher, fue su primer novio, estudiaba en el mismo colegio que ambas e iba un año antes que nosotras, la relación de ella y Chris duró 2 años, mientras que la mía con John fueron 3 años.
Ambas estuvimos unidas en el rompimiento de cada una, dándonos apoyo incondicional y sobre todas las cosas, hacernos reír en esos momentos tristes de nuestra adolescencia. Tras graduarnos de bachillerato, Jade se fue lejos a seguir lo que amaba, la actuación, actualmente es una actriz de teatro bastante reconocida y ha hecho papeles importantes en muchos países de Latino-américa.
- Hola, Jade. ¿Cómo estás? - dije melancólica.
- Pues, estaba ensayando con los chicos, pero ahora que me llamaste, me alegraste el día totalmente.
- Gracias Jade y tú a mí el mío.. Pensé que no contestarías el teléfono.
- Tengo una agenda gordita de tantas cosas, mi pequeña, Gi, pero para ti siempre habrá un espacio, mi niña.
- Tenemos la misma edad, 21 exactamente, no soy tu niña.
- Pero yo te veo con ojos de amor, porque tú eres un ser muy sentimental y eres mi niña.
- No te pongas tan dulce, que me darás diabetes.
- Sabes que siempre lo haré, mi pequeña Gigi.
- Te extraño mucho, Jade.. - dije con el corazón pasa.
- Y yo a ti, mi gigi. ¿Qué tienes? Te conozco..
- Sí, ya sé que me conoces, yo también te conozco.
- ¿Ya escapaste de Venezuela, Gina? - preguntó preocupada
- Sí, logré hacerlo afortunadamente, dime que estamos en el mismo país. - dije.
- ¿Donde estás Ginita? Sé que lo sabría al ver la localización del número, pero sinceramente contesté con el botón de los audífonos y ando con las manos ocupadas entre el libreto y otra cosa, sabes cómo soy.
- Estoy en Argentina, pero estaré poco tiempo acá por algunas razones..
- AY, DIOS, HOY ES MI DÍA DE SUERTE.- Ella estaba eufórica.
- ¿Por qué gritas? ¿Por qué es tu día de suerte? - pregunté nerviosa.
- ¿Donde estás exactamente? - preguntó Jade.
- Pues.. Estoy en Palermo, Buenos Aires. - dije
- NO, TONTA, NO ME REFERÍA A ESO, DAME UNA DESCRIPCIÓN.
- Estoy en una cafetería vintage muy bonita, frente a un teatro...
- Continúa...
- Bueno, es una cafetería con temática vintage, pequeña, en los centros de mesa hay unas flores de papel increíbles y hay como una pequeña biblioteca dentro..
- ¿Cerca de un parque?
- Eh.. Sí..
- ¡QUÉDATE AHÍ, NO TE MUEVAS! - gritó con emoción.
- Okay, pero ¿dón..
Jade me había colgado el teléfono.
<< Bueno, mejor la espero aquí, creo que debería leer y pedir algo mientras tanto. >>
Pedí un chocolate caliente y unas galletas con chispas de colores, tomé mi iPod, esta vez decidí escuchar la orquesta del soundtrack de unos de mis videojuegos favoritos, Phoenix Wright: Ace Attorney, ya que era perfecta para leer.
1 taza de chocolate, 6 galletas, 7 canciones de la orquesta y 27 páginas de mi libro más tarde, llegó Jade, estaba feliz de verme, lucía unos blue jeans altos con un suéter blanco, unas botas negras, su cabello liso con su respectivo flequillo y estaba muy bien maquillada, se acercó hacia mí y me abrazó fuertemente.
- ¡ESTÁS BELLÍSIMA! - gritó ella.
- Shh.. Estamos en una cafetería y la gente lee también, creo que deberías guardar silencio... - dije susurrando.
- Ups, bueno, susurrando te digo que estás bellísima y que eché de menos..
- Si ni siquiera estás susurrando, tonta.
- Te extrañé muchísimo. - dijo con melancolía.
- Si ni siquiera estás susurrando, tonta.
- Te extrañé muchísimo. - dijo con melancolía.
- Y yo a ti, créeme.
Nos abrazamos muchos segundos, creo que unos 3 minutos o tal vez 5, Jade y yo teníamos 2 años sin vernos, era el plazo más largo que teníamos.
- ¿Quieres hablar aquí o te llevo a un mejor lugar para conversar? - preguntó Jade.
- A dónde tú quieras, aunque me ayudas al final de regreso a casa, a penas soy una turista en este país.
- No te preocupes, te llevaré al lugar más seguro, no te perderás.- dijo ella.
- No me digas que vamos a comer helado en una plaza como hacíamos en Venezuela... - dije yo.
- No, tonta, vamos a mi casa. Te llevaré, tengo carro.
- A la verga, ¿también tienes carro? Yo de vaina tenía una bicicleta y me creía poderosa. - dije yo.
- Marisca, aquí no se nos puede salir tanto el acento, después no nos entienden.
- Eso es lo divertido de ser extranjero, Jade, hablar con tu acento es como hablar en modo clave porque no muchos te entienden.- dije sonriendo.
- Ahora que lo dices, de pana que sí, bueno, dale, muévalo que el tiempo es corto.
Ya dentro del auto ambas, estábamos vía a casa de Jade. Unos minutos más tarde, Jade apagó la radio, cuando había silencio, ella se dedicaba a hacer preguntas, así que estaba preparada para ponernos al día.
- Entonces, Gi, cuéntame, ¿qué te pasa?
- Creo que la que debería empezar a hacer preguntas soy yo, porque yo te llamé primero. - dije
- Eso es trampa. - dijo haciendo una mueca graciosa
- No, no lo es, sabes que es una buena excusa. - dije mientras me reía. Ella también se estaba riendo demasiado.
- Bueno, está bien. Veamos, ¿te acuerdas de Christoph?
- Sí, ¿qué pasó con ese chamo?
- Bueno, no sé como consiguió mi teléfono, pero estuvo escribiéndome, diciendo que quería volver conmigo después de muchísimo tiempo.
- What? Are you kidding?
- Nope.
- Oh, ¿y qué le dijiste?
- Le dije que ya era muy tarde porque tenía novio y todo eso...
- Wait, ¿TIENES NOVIO? - pregunté.
- Eso te lo contaré ahorita, ya va, espera. Que ahora es que se viene lo bueno.
- ¡A la mierda! Bueno, dale, prosigue. - dije emocionada.
- Bueno, él me dijo que no importaba, porque me estaba inventando lo del novio, y que si tenía uno en serio, no lo amaba, sino que al único que lo amaba era a él, ¿qué te parece? - dijo ella
- Marica, qué bolas tiene ese tipo, de pana.- dije
- ¿Verdad que sí? No sé como pude salir con él en secundaria, ugh.
- No te culpes, eras adolescente y aparte parecía agradable.
- ¿Ves porque eres mi única amiga? Eres la única que puede entender por qué me enamoré de un idiota sin hacerme sentir estúpida.
- Era tu primer amor, sé como te sientes al respecto, porque ya sabes, cuando uno se tiende a enamorar por primera vez el sentimiento es muy puro, inocente, estás llena de ilusiones y piensas que todo será para siempre...
- Exactamente, ¿ves a lo que me refiero? Tú si me comprendes.
- No debería ser, se supone que el ser humano está destinado a amar la mayoría del tiempo y debe entender ese tipo de situaciones con facilidad. - dije
- No siempre es así, a veces puedes ser muy inocente con respecto a la gente.
- Yo creo que la gente puede ser bondadosa si se lo propone.- dije yo
- No todo el mundo lo es, no pienses eso demasiado, no quiero recibir otra llamada tuya de que fuiste ilusa o algo por el estilo.
- Muy tarde, ¿Por qué crees que te llame el día de hoy? - dije riéndome.
- ¡Ay, no! Espera que lleguemos a casa y me cuentas, ¿te parece?
- De acuerdo, por mí está bien.
Llegamos a su casa unos 20 minutos después, ella vivía en un quinto piso, su apartamento era un poco más grande que la casa de Max, la casa tenía una decoración entre marrón, vinotinto y beige, lo cual lucía todo bien, nos sentamos en la terraza de su apartamento. Ella fue por algo en la cocina, yo me quedé viendo la ciudad desde la terraza, Jade aún recordaba lo mucho que me gustaba este tipo de cosas, me hacía sentir bien, me relajaba.
Ella llegó toda sonriente, con un par de envases de helado, un par de cucharas, uno era de triple chocolate y el otro era de Torta Suiza, se sentó junto a mi y dijo:
- Si vamos a hablar, que sea como los viejos tiempos, hablando mientras comemos helado, aunque creo que esto es mejor que la plaza cerca de tu casa.
- ¿Acaso compraste helado cuando te dije donde estaba? - pregunté sorprendida.
- No, siempre cargo helado en la nevera. Aunque si te soy sincera, cada vez que lo hago, me recuerda mucho a nosotras, creo que por eso lo hago y porque es genial la sensación de comprarme mi propio helado, cosa que no hacía en Venezuela.
- Bueno, la sensación más bonita que he tenido acá, es de poder pasear sin sentir miedo a que me atraquen. - dije
- Ah, eso también. Bueno, bueno, ahora sí, empecemos. - dijo ella entusiasmada.
Jade empezó a abrir ambos helados, me pasó el cubierto y empezamos a comer poco a poco, eran las 3 de la tarde, así que teníamos bastante tiempo para conversar.
- Bien, Gina, cuéntame, ¿qué te ha pasado?? Háblame de ti, tengo bastante tiempo para escucharte.
- Hmm.. Bueno, ¿con qué empiezo? Ya soy chef, estuve haciendo cursos de pastelería y barismo en Venezuela, mi jefa vio el potencial que tenía y me mandó para acá , a la sucursal de un amigo de ella a hacer otros cursos más avanzados y tal vez, si todo sale bien, ella me mandará a trabajar a otro país, ella y su familia tienen este tipo de negocios en cuatro países, Venezuela, Argentina, Estados Unidos e Italia y pues, yo...
- Adivinaré, quieres trabajar en Italia. - dijo ella interrumpiéndome.
- Sí, porque ese ha sido mi sueño y doy mi mayor esfuerzo en poder quedar, no tengo nada en contra de este país, es muy bonito y la gente es bastante amable, pero sabes que Italia ha sido mi sueño desde un largo tiempo.
- Mi mamá siempre me dijo que a las personas buenas le pasan cosas buenas, y mírate a dónde has llegado, estoy segura de que podrás hacerlo, aunque no soportaría tenerte tan lejos... - dijo un poco triste.
- No contemos los pollos antes de nacer, vamos a esperar qué sucede, pero créeme que por los momentos eso es lo que más quiero, irme a Italia a hacer lo que me gusta y si estamos lejos de nuevo, sabes que de algún modo, podremos vernos. - dije yo.
- Está bien, sé que será así. ¿Por eso andabas un poco medio triste en el teléfono?
- AH, NO, NO. NO ERA POR ESO.
- ¿Entonces? - preguntó.
- Es que.. Ugh, es que es un poco estúpido, que vergüenza... - dije con pena, me había tapado la cara. Jade estaba riéndose como costumbre.
- A ver, chica penosa, ¿qué pasa? - dijo ella mientras se reía.
- Yo... Es que...
- Ajá, Gina.
- Es sobre John.
- ¿John volvió a aparecer? Ugh, me marea él y su luz intermitente. - dijo irritada.
- No, no volvió. Nunca lo hizo de hecho, es que tuve un sueño con él y..
- No me digas, soñaste que tuvieron algo juntos, ¿no?
- No exactamente, soñé que lo vi y fue tan real, pero él salía con alguien más y me desmoroné en mi propio sueño al saberlo, fue terrible y no sé porque desde que tuve ese sueño, ando tan deprimida, me siento un tanto vacía como cuando supe que lo había perdido. - dije triste.
- ¡Tú no perdiste a nadie, deja de pensar en esa estupidez! - dijo ella molesta.
- Pero es que es así, Jade.
- No, Gina, no seas tonta y perdona que sea tan dura contigo, pero de verdad, no seas tan idiota. Él fue quién se fue, nunca te dijo a dónde ni por qué, ¿no es así?
- Bueno, sí, pero...
- Él fue quién tomó la decisión de irse y tú nunca le dijiste nada malo, al contrario, aceptaste ese golpe sin reclamarle , porque respetaste su decisión. A veces eres tan considerada con los demás, con sus sentimientos , que tal vez las personas no piensan en los tuyos, si él de verdad le importaras, hace tiempo hubiese dado señales de vida, de humo, ubicarte no es tan difícil, el que quiere puede y además, hay algo más que siempre he querido decirte.
- ¿Qué cosa? - pregunté.
- Me parece irónico que él si pudo irse a otro país, que todavía no sabemos cuál es, pero él nunca pudo ir a visitarte. No creo que te hayas perdido de mucho, entiendo que lo hayas querido muchísimo, pero ya es hora de dejar de preguntarte cómo es o qué es de su vida, si nunca te buscó es porque no le importas y ya, sé que estoy siendo muy dura, lo sé, perdón, pero tengo que ser directa contigo en este asunto. Los que realmente te queremos estamos contigo desde siempre, Gi, no te des mala vida por cosas del pasado, si no lo hiciera, todavía estaría llorando por Cristoph y no saldría con Williams.
- ¿Williams? ¿Así se llama tu novio nuevo? - pregunté.
- Sí, pero no te desvíes del tema, Gina. Sólo quiero que pises tierra, no te desvíes por un sueño y menos por ese chamo, ¿te quedó claro?
- Sí, está bien. Gracias Jade, de verdad necesitaba uno de tus regaños. - dije con pena.
- ¿Sabes lo mejor de mis regaños? - preguntó
- No, ¿qué es?
- Que son gratis, aprovéchalo, pero sólo por hoy, la próxima vez te los cobro. - dijo bromeando.
Nos reímos un poco, comíamos el helado mientras mirábamos todo desde la terraza. La abracé fuerte, y me quedé ahí, tenía ganas de llorar, pero me aguanté, estaba pensando en que tal vez una parte de mí mantenía la fe de seguir esperándolo inconscientemente , de poder saber algo de él, porque tal vez sentía algo, pero no quería permitirlo más, debía seguir con lo que ya tenía, enfocarme en mis sueños, en mis seres queridos y en mí.
- Quédate tranquila, Gina Elizabeth, todo estará bien, recuerda que no estas sola, tienes muchas personas que te quieren, pero yo soy la que más te quiere. - dijo ella riéndose.
- Max me dice eso siempre.
- ¡Nada, Max nada! ¡Primero fue Sábado que Domingo! - dijo celosa.
- ¿Celosa? - pregunté sonriendole. Jade estaba comenzando a hacer pucheros.
- ¡CLARO QUE NO!
- Te quiero, tonta.
- Y yo a ti, Gi. ¿Quieres ver el atardecer como solíamos hacer? Ya sabes para no romper tradiciones.
- Sería un honor, señorita. - dije, haciendo reverencia.
Nos mantuvimos viendo el atardecer de la ciudad, juntas, comiendo helado como los viejos tiempos, ninguna de las dos habló en ese instante, sólo sonreíamos, llenándonos de viejos recuerdos, melancolías. Sé que Jade estaba pensando lo mismo que yo al mirar aquella puesta de sol, de que algún día podamos regresar juntas a nuestro lugar de origen, Venezuela y tenemos fe de que algún día será de ese modo.
To be continued.
- ¡A la mierda! Bueno, dale, prosigue. - dije emocionada.
- Bueno, él me dijo que no importaba, porque me estaba inventando lo del novio, y que si tenía uno en serio, no lo amaba, sino que al único que lo amaba era a él, ¿qué te parece? - dijo ella
- Marica, qué bolas tiene ese tipo, de pana.- dije
- ¿Verdad que sí? No sé como pude salir con él en secundaria, ugh.
- No te culpes, eras adolescente y aparte parecía agradable.
- ¿Ves porque eres mi única amiga? Eres la única que puede entender por qué me enamoré de un idiota sin hacerme sentir estúpida.
- Era tu primer amor, sé como te sientes al respecto, porque ya sabes, cuando uno se tiende a enamorar por primera vez el sentimiento es muy puro, inocente, estás llena de ilusiones y piensas que todo será para siempre...
- Exactamente, ¿ves a lo que me refiero? Tú si me comprendes.
- No debería ser, se supone que el ser humano está destinado a amar la mayoría del tiempo y debe entender ese tipo de situaciones con facilidad. - dije
- No siempre es así, a veces puedes ser muy inocente con respecto a la gente.
- Yo creo que la gente puede ser bondadosa si se lo propone.- dije yo
- No todo el mundo lo es, no pienses eso demasiado, no quiero recibir otra llamada tuya de que fuiste ilusa o algo por el estilo.
- Muy tarde, ¿Por qué crees que te llame el día de hoy? - dije riéndome.
- ¡Ay, no! Espera que lleguemos a casa y me cuentas, ¿te parece?
- De acuerdo, por mí está bien.
Llegamos a su casa unos 20 minutos después, ella vivía en un quinto piso, su apartamento era un poco más grande que la casa de Max, la casa tenía una decoración entre marrón, vinotinto y beige, lo cual lucía todo bien, nos sentamos en la terraza de su apartamento. Ella fue por algo en la cocina, yo me quedé viendo la ciudad desde la terraza, Jade aún recordaba lo mucho que me gustaba este tipo de cosas, me hacía sentir bien, me relajaba.
Ella llegó toda sonriente, con un par de envases de helado, un par de cucharas, uno era de triple chocolate y el otro era de Torta Suiza, se sentó junto a mi y dijo:
- Si vamos a hablar, que sea como los viejos tiempos, hablando mientras comemos helado, aunque creo que esto es mejor que la plaza cerca de tu casa.
- ¿Acaso compraste helado cuando te dije donde estaba? - pregunté sorprendida.
- No, siempre cargo helado en la nevera. Aunque si te soy sincera, cada vez que lo hago, me recuerda mucho a nosotras, creo que por eso lo hago y porque es genial la sensación de comprarme mi propio helado, cosa que no hacía en Venezuela.
- Bueno, la sensación más bonita que he tenido acá, es de poder pasear sin sentir miedo a que me atraquen. - dije
- Ah, eso también. Bueno, bueno, ahora sí, empecemos. - dijo ella entusiasmada.
Jade empezó a abrir ambos helados, me pasó el cubierto y empezamos a comer poco a poco, eran las 3 de la tarde, así que teníamos bastante tiempo para conversar.
- Bien, Gina, cuéntame, ¿qué te ha pasado?? Háblame de ti, tengo bastante tiempo para escucharte.
- Hmm.. Bueno, ¿con qué empiezo? Ya soy chef, estuve haciendo cursos de pastelería y barismo en Venezuela, mi jefa vio el potencial que tenía y me mandó para acá , a la sucursal de un amigo de ella a hacer otros cursos más avanzados y tal vez, si todo sale bien, ella me mandará a trabajar a otro país, ella y su familia tienen este tipo de negocios en cuatro países, Venezuela, Argentina, Estados Unidos e Italia y pues, yo...
- Adivinaré, quieres trabajar en Italia. - dijo ella interrumpiéndome.
- Sí, porque ese ha sido mi sueño y doy mi mayor esfuerzo en poder quedar, no tengo nada en contra de este país, es muy bonito y la gente es bastante amable, pero sabes que Italia ha sido mi sueño desde un largo tiempo.
- Mi mamá siempre me dijo que a las personas buenas le pasan cosas buenas, y mírate a dónde has llegado, estoy segura de que podrás hacerlo, aunque no soportaría tenerte tan lejos... - dijo un poco triste.
- No contemos los pollos antes de nacer, vamos a esperar qué sucede, pero créeme que por los momentos eso es lo que más quiero, irme a Italia a hacer lo que me gusta y si estamos lejos de nuevo, sabes que de algún modo, podremos vernos. - dije yo.
- Está bien, sé que será así. ¿Por eso andabas un poco medio triste en el teléfono?
- AH, NO, NO. NO ERA POR ESO.
- ¿Entonces? - preguntó.
- Es que.. Ugh, es que es un poco estúpido, que vergüenza... - dije con pena, me había tapado la cara. Jade estaba riéndose como costumbre.
- A ver, chica penosa, ¿qué pasa? - dijo ella mientras se reía.
- Yo... Es que...
- Ajá, Gina.
- Es sobre John.
- ¿John volvió a aparecer? Ugh, me marea él y su luz intermitente. - dijo irritada.
- No, no volvió. Nunca lo hizo de hecho, es que tuve un sueño con él y..
- No me digas, soñaste que tuvieron algo juntos, ¿no?
- No exactamente, soñé que lo vi y fue tan real, pero él salía con alguien más y me desmoroné en mi propio sueño al saberlo, fue terrible y no sé porque desde que tuve ese sueño, ando tan deprimida, me siento un tanto vacía como cuando supe que lo había perdido. - dije triste.
- ¡Tú no perdiste a nadie, deja de pensar en esa estupidez! - dijo ella molesta.
- Pero es que es así, Jade.
- No, Gina, no seas tonta y perdona que sea tan dura contigo, pero de verdad, no seas tan idiota. Él fue quién se fue, nunca te dijo a dónde ni por qué, ¿no es así?
- Bueno, sí, pero...
- Él fue quién tomó la decisión de irse y tú nunca le dijiste nada malo, al contrario, aceptaste ese golpe sin reclamarle , porque respetaste su decisión. A veces eres tan considerada con los demás, con sus sentimientos , que tal vez las personas no piensan en los tuyos, si él de verdad le importaras, hace tiempo hubiese dado señales de vida, de humo, ubicarte no es tan difícil, el que quiere puede y además, hay algo más que siempre he querido decirte.
- ¿Qué cosa? - pregunté.
- Me parece irónico que él si pudo irse a otro país, que todavía no sabemos cuál es, pero él nunca pudo ir a visitarte. No creo que te hayas perdido de mucho, entiendo que lo hayas querido muchísimo, pero ya es hora de dejar de preguntarte cómo es o qué es de su vida, si nunca te buscó es porque no le importas y ya, sé que estoy siendo muy dura, lo sé, perdón, pero tengo que ser directa contigo en este asunto. Los que realmente te queremos estamos contigo desde siempre, Gi, no te des mala vida por cosas del pasado, si no lo hiciera, todavía estaría llorando por Cristoph y no saldría con Williams.
- ¿Williams? ¿Así se llama tu novio nuevo? - pregunté.
- Sí, pero no te desvíes del tema, Gina. Sólo quiero que pises tierra, no te desvíes por un sueño y menos por ese chamo, ¿te quedó claro?
- Sí, está bien. Gracias Jade, de verdad necesitaba uno de tus regaños. - dije con pena.
- ¿Sabes lo mejor de mis regaños? - preguntó
- No, ¿qué es?
- Que son gratis, aprovéchalo, pero sólo por hoy, la próxima vez te los cobro. - dijo bromeando.
Nos reímos un poco, comíamos el helado mientras mirábamos todo desde la terraza. La abracé fuerte, y me quedé ahí, tenía ganas de llorar, pero me aguanté, estaba pensando en que tal vez una parte de mí mantenía la fe de seguir esperándolo inconscientemente , de poder saber algo de él, porque tal vez sentía algo, pero no quería permitirlo más, debía seguir con lo que ya tenía, enfocarme en mis sueños, en mis seres queridos y en mí.
- Quédate tranquila, Gina Elizabeth, todo estará bien, recuerda que no estas sola, tienes muchas personas que te quieren, pero yo soy la que más te quiere. - dijo ella riéndose.
- Max me dice eso siempre.
- ¡Nada, Max nada! ¡Primero fue Sábado que Domingo! - dijo celosa.
- ¿Celosa? - pregunté sonriendole. Jade estaba comenzando a hacer pucheros.
- ¡CLARO QUE NO!
- Te quiero, tonta.
- Y yo a ti, Gi. ¿Quieres ver el atardecer como solíamos hacer? Ya sabes para no romper tradiciones.
- Sería un honor, señorita. - dije, haciendo reverencia.
Nos mantuvimos viendo el atardecer de la ciudad, juntas, comiendo helado como los viejos tiempos, ninguna de las dos habló en ese instante, sólo sonreíamos, llenándonos de viejos recuerdos, melancolías. Sé que Jade estaba pensando lo mismo que yo al mirar aquella puesta de sol, de que algún día podamos regresar juntas a nuestro lugar de origen, Venezuela y tenemos fe de que algún día será de ese modo.
To be continued.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario