lunes, 13 de noviembre de 2017

El Premio (Sexta parte)












Después del encuentro con Jade, ella viajó unos días a Colombia, Uruguay y México para presentar la obra que estaba ensayando, Max se había ido de viaje también, para una competencia con sus compañeros en Perú, por lo tanto me tocó pasar algunas semanas sola en el apartamento. Esas semanas que pasé sola las tomé para enfocarme en el curso, además de eso, estuve practicando algunas recetas del libro de recetas japonesas como me prometí a mi misma hacer anteriormente. 

Unas semanas después terminé finalmente mi curso, me sentía contenta por haberlo logrado, aunque aún no me daban los resultados, me los enviarían a mi e-mail en un par de días a mí y a mi jefa Valentina que estaba en Miami, lo cuál me ponía nerviosa, porque esos resultados dependían de lo que haría más adelante, si irme de la ciudad o quedarme. 

Con los nervios que cargaba, quise quedarme en casa hasta esperar los resultados y distraerme haciendo recetas, no sabía cuando llegaba Max, así que me puse a trabajar desde que llegué. 

Preparé sushi y croquetas de cangrejo con un té de limón frío esa noche , degusté todo lo que preparé en mi sofá favorito, frente al ventanal de mi habitación.

Mirando hacia el vacío, me quedé pensando en muchas cosas. 
Pensé en lo que pasaría si lograba mi meta de pasar la prueba, en lo que vendrá y las nuevas cosas que haría, también pensé que si no pasaba, me quedaría con Max como ella me lo había propuesto, trabajando en alguna cafetería o pastelería de la ciudad y nos ayudaríamos mutuamente.

Salí hacia la terraza a desviar un tanto mi cabeza, estaba pensando demasiado las cosas. Eran las 9:34pm, afortunadamente la noche no  estaba nublada, podía distraerme viendo las estrellas, pero tenía más ganas de hablar con alguien que verlas. No quería molestar a Max ni a Jade porque tenían sus agendas apretadas, por lo tanto, fui a revisar el estante con los libros que tenía, hallé un libro para colorear mandalas, tomé los colores, el iPod y me fui a dibujar en la mesa de la sala. 

Estuve dibujando, comiendo chucherías y escuchando música hasta las doce de la madrugada, por el cansancio que sentía decidí dejar todo en la mesa. Caminé rápido hacia mi cama, abracé las frías sábanas y en cuestión de segundos me quedé dormida. 




Unas horas más tarde, me despertó un olor de torta que llegó hasta mi habitación.



<< Hmm... Huele divino en la cocina, qué rico. >>



<< Espera... pero se supone que yo estoy sola. >>



Salí volada de la habitación, corrí asustada hacia la cocina, cuando veo, era Max, estaba preparando un brownie con pedazos de nuez. 

- ¡Ay, coño de la madre! ¡Eras tú, Dios! - dije asustada
-  ¡Qué grata bienvenida la tuya, cariño! - dijo en tono sarcástico
- Disculpa, Max, es que pensé que había dejado la cocina encendida y salí corriendo y , y , y ...
- ¿Y cómo no ibas a saber que era yo? Te dejé mensajes en la noche, pero por lo que veo, te quedaste dormida de nuevo. Además, Gina, ¿cómo pensarás que dejaste la cocina encendida? ¿A qué hora te acostaste anoche? 
- Muy tarde, no quiero dar detalles. En fin... Te extrañé mucho, Max, estar sola es muy genial, pero hasta cierto punto. Te quiero y perdón mi saludo random. - me acerqué a ella a abrazarla. 
Ella estaba mirándome de una manera chistosa, de seguro le parecía gracioso cómo lucía al despertar, tenía el cabello más esponjoso de lo normal y tenía unas enormes ojeras.

- También te extrañé, ojalá hubieses ido conmigo a Perú, la gastronomía allá es increíble. - dijo ella. 

- Sí, algo así me han dicho, perdóname, pero ¿quieres que me quede acá contigo mientras cocinas o...

- Vete a dormir, Gina, son las ocho de la mañana, el mínimo de horas para dormir son 7 o 8 horas, pero tú eres un pequeño koala andante y necesitas más, anda, descansa, y preparas algo rico al despertar, ¿te parece? 

- ¿Extrañaste mi comida? - pregunté 

- Siempre, estuve comiendo sandwiches en las mañanas con un jugo de naranja que compré en una tienda, no eran tan buenos como los tuyos. 

- Prometo cocinarte o prepararte algo de beber cuando despierte, ¿si? Dormiré. 

- Descansa, pequeña koala. 


Después de mi gran descanso quise por fin levantarme, vi el reloj en la pared, eran las 2:13pm, tenía hambre, quise aprovechar y verme en el espejo, estaba hecha un desastre, mi cabello tenía la forma de un garabato y mi cara estaba llena de marcas de la funda de mi almohada.

<< Mierda, que fea estoy. Creo que debería darme un buen baño. >>

Corrí a darme un buen baño, al salir me puse mis blue jeans altos, con mi camisa favorita de Flash Gordon, mis converse vinotinto, me coloqué mis aretes plateados y me hice un moño alto en el cabello , caminé hacia el espejo nuevamente a verme. 

<< No está mal, mucho mejor, ahora si parezco gente. >> 


Salí a la cocina a buscar a Max, la llamé varias veces, la busqué en su cuarto y no estaba. Luego me di cuenta que dejó una nota en mi puerta. 


" Gina, fui a comprar comida. Tómate el día libre fuera de la cocina, yo invito, hay que celebrar porque pasaste tu curso. En el horno está la bandeja de brownies y compré helado. Date un gusto, llegaré pronto para comer juntas el almuerzo, te quiero. 

Con amor:     Max.  "


Sonreí al ver la nota, la tomé y la guardé en mi cajón de cartas. 

<< Espera... Pero si yo no le dije a Max que había terminado el curso, ¿cómo lo sabe? 
¡AY MIERDA! >>

Corrí hacia mi teléfono celular, lo busqué por toda la habitación,  estaba bajo la tapa de un libro dentro de mi cajón, al tomarlo vi que tenía 8 llamadas perdidas de mi jefa, el e-mail de mi nota del curso y los sms de Max que no leí la noche anterior. Estaba comenzando temblar, olvidaba que me daban la nota entre hoy y mañana. Mi hipótesis era que si Max sabía que terminé mi curso, era porque habló en la mañana con mi jefa, Valentina. 
En casos de que no aparecía por alguna razón, ella le comunicaba e informaba a Max las tareas que yo debía realizar, para luego Max decírmelas.  Decidí calmarme, ordenar ideas. Me senté en la orilla de la cama, respiré profundo y me dispuse a llamar a mi jefa. 

*Beep* 

*Beep*

<< Come on .. >>

*Beep* 

*Beep* 


- ¡HOLA, MI NIÑA! - gritó alegremente.

- Hola, ¿cómo está usted? Disculpe que no pude contestarle, lo siento, dejé el teléfono botado y eso... - dije nerviosa. 

- Tranquila, pude imaginarlo, te llamé desde temprano, no contestabas y llamé a tu amiga Max,  a ver qué había sucedido, me asusté imaginando que te pasó algo, pero me contó que te trasnochaste, ¿estabas festejando por tus resultados, Ginita? 

- No, estaba coloreando en un... Wait, what? ¿Pasé? 

- ¿No has visto tus resultados? Nahuel me los envió una vez que los tenía listos. 

- No, es que he estado un poco nerviosa y por eso me acosté tarde.

- Bueno, ¿qué estás esperando? Léelos. 

- SI, SI, YA VOY, YA VOY, BOSS. 

Puse el teléfono en altavoz, entré en la bandeja de mi correo desde el móvil y me dispuse a leer el correo del profesor Nahuel con mis resultados.  

- Blah, blah, blah, yo, el chef pastelero Nahuel Vecchio dicté un curso el día tal,  blah, blah, blah.. OH, ¡AQUÍ ESTÁ MI NOMBRE! 

- ¡Ajá! ¿Qué dice? - dijo emocionada.

- "La señorita Gina Elizabeth obtuvo un total de 93 puntos" ¡CASI 100! ¡AAAAAAAAAAAAAAH! ¡PASÉ, PASÉ!  ¡PENSÉ QUE NO LO HARÍA! 

- Te dije que podías, incluso, sacaste más puntaje de lo estimado.

- Gracias por creer en mí, de verdad, tengo una alegría tremenda, tanto que tengo ganas de llorar.

- Se nota desde aquí, bueno pasaste tu curso y por eso tienes un premio también. - dijo ella. 

- ¿Ah? ¿Un premio? ¿Cuál es? ¿Me gané un viaje a Disneyland como en la gente en la Tv? - dije en tono alegre. Mi jefa empezó a reírse.

- Si tuviera boletos para Disneyland, hace rato estuvieras aquí conmigo. 

- Entonces, ¿qué clase de premio es? - pregunté

- El puntaje estimado para que pasaras era más del 50%, si no lo tenías, regresabas a trabajar en Venezuela o te quedabas con Nahuel en Argentina, pero viendo que casi lograste el 100%, quiero ofrecerte esta propuesta. 

- Escucho. - dije nerviosa.

- Te he hablado de que mi familia tiene varias cafeterías en varios países, y yo me encargaría de enviarte al que mejor te adaptarías, pero viendo que diste lo mejor de ti, tú escogerás a cuál te quieres ir. 

- ¡QUÉ! 

- Sí, ese es tu premio, ¿te gusta? Porque si no te gusta, podemos cambiarlo a un viaje a Disneyland como querías. 

- NO, NO, NO. LO DE DISNEYLAND ERA BROMA, ESTO ES MEJOR. 

- Ja, lo sabía. Entonces mi niña, ¿a dónde quieres ir?

- Yo... - dije nerviosa, no sabía que decir, estaba emocionada y en shock a la vez.

- Respira, Ginita, sé que estás contenta, ¿quieres meditarlo y decirme luego a dónde quieres ir? 

- NO, NO. NO ES NECESARIO. ES QUE ANDO MUY EMOCIONADA. 

- Sí, puedo notarlo y es normal después de esos resultados. Entonces, dime, ¿a dónde quieres ir?

- Quisiera trabajar en Italia, siempre he querido ir allá, ¿se puede? 

- ¡Es tu premio, claro que puedes!

- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH ¿DE VERDAD? 

- Sí, claro, es lo que quieres ¿no? 

- SÍ. ME ENCANTARÍA. Wait.. ¿Y dónde me quedaría allá? 

- Ah, no te preocupes, a dos cuadras o tres de la cafetería, está un apartamento de mi familia que no usamos, ese será tu hogar, Italia es muy bonita, pero particularmente no hemos vuelto allí porque no es nuestro ambiente. Bueno, entonces, ¿segura de tu decisión? 

- Sí, muy segura. 

- Muy bien, Gina, perfecto. ¿Qué día es hoy, mi niña? 

- Sábado. ¿Por qué? - pregunté. 

- Ah, bueno, déjame moverme con los boletos, y todo eso, pero eso del lunes o martes tienes que irte. 

- ¿Cómo? ¿Tan pronto? - pregunté

- Sí, así son las cosas en los negocios, debes llegar rápido, comenzar de una vez y todo eso, así empecé yo y muchos que se van a otro país contratados. 

- Ah, entiendo, entiendo. Bueno, está bien. 

- Cuídate, estaré llamándote a las 8:00pm para avisarte lo de tu vuelo, te quiero. 

- Yo también la quiero, gracias. Bye. 


Me recosté en mi cama, estaba sonriendo como idiota por los resultados, no dejaba de pensar en que iría a Italia como quería, que todo lo que hice me salió bien, abracé la almohada y sentí mariposas en el estómago. Tenía lo que soñaba, pero de en ese instante pensé en Max, en lo genial que es vivir con ella, en Jade y que por fin la tenía cerca después de tanto tiempo, y de que a penas tenía ya dos meses en este lugar y no quería irme. 


Estuve imaginando todo por un par de horas, mi vida, mis cosas, las cosas que aún no había hecho con mis amigas, y ese final que dejé por la mitad con John de nunca verlo. 

<< ¿Y si llamo a mi jefa y le digo que me quedo aquí? >> 

<< No, no, ya le dije que quería Italia, también es poco profesional que de haber tomado una decisión, ahora venga yo y le diga otra cosa, eso es poco profesional y ella no se calaría ese joropo, pero... Se supone que lo que realmente quería era eso, ¿no? Entonces, ¿por qué no quiero irme? >> 

"Es porque además de que te gusta mucho este lugar, después de mucho tiempo te sientes feliz, bien contigo misma, Gina, porque ya no estás pensando en cosas del pasado, de preguntarte qué hubiera pasado si vivirías con ese amor que tuviste hace años atrás, o las personas que conociste en esa travesía que conectaban con él. 
Ahora estás viviendo tu vida enfocada en el presente y en el futuro, construyendo lo que quieres, también estás con las personas que quieres, y no sólo eso, te estas tomando más en cuent. Ya no te silencias como antes, ahora si piensas en ti, respetas más tus decisiones, tu punto de vista y te escuchas más y eso es bonito. No le temas a las oportunidades, de eso se trata la vida, de cambios, de cosas nuevas y muchas cosas que aprender."

<< Solía preguntarme cómo hubiese sido mi vida si él no se hubiera ido, en cómo estaría, si pensaba en mí, qué haría, entre otras cosas, pero él ya no está, se fue y no entiendo por qué me costó tanto aceptarlo. No me di cuenta que ahora estoy bien y que no lo necesito, porque estoy haciendo lo que me gusta, que es la cocina, tengo a mis amigas y tengo buenas oportunidades . 

¿Sabes? Es extraño, pero a veces el hecho de que tenga una vida estable, más bien, el no sentirme triste me parece raro, pero a la vez es gracioso, porque cuando hay calma, de que la vida te da cosas buenas, disfrutar y estar felices por ello, algunas personas suele estar esperando que otra vez lleguen los desastres, en vez de pensar que llegarán cosas buenas a sus vidas porque se lo merecen. >>

 " ¿Y qué harás ahora? " 

<< Creo que si ya tomé una decisión, entonces debo ir por ello, nunca me han gustado las despedidas, pero toca, no hay de otra. >> 

- ¡YA LLEGUÉ! - gritó Max. 


- ¡MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAX! - Grité yo. 

Max corrió hacia el cuarto lo más rápido que pudo, ella estaba mirándome desde la puerta de mi habitación, yo estaba sentada en la orilla de mi cama. 

- Hola, cariño, ¿qué pasa? - preguntó. 

- No, nada, estuve debatiendo algo conmigo misma por bastante tiempo mientras venías y me siento bien. 

- ¿Otra vez hablando contigo misma? A veces puede ser algo raro, pero debería intentarlo. 

- Es raro, pero ayuda, es como escuchar una voz distinta en ti, creo que en el fondo todos tenemos la respuesta de nuestros problemas, pero nos da miedo solucionarlos. Bueno, ya, estoy hablando mucha paja, tengo noticias. - Dije emocionada.

- Oh, ¿Es sobre tu curso? Hablé con tu jefa, me dijo que aprobaste. 

- ¡Sí, saqué 93 puntos!

- LO SABÍA, SABÍA QUE PODRÍAS. ESTOY MUY FELIZ POR TI Y ADIVINA... 

- ¿Qué? ¿Qué pasa? 

- Te compré un regalo por eso, ven, vamos a la cocina. 

- Te dije que no me compres regalos, me da mucha pena. 

- Cállese, usted vaya a la cocina y mire. 

- Vale, vale, está bien. 

Caminé hacia la cocina, estaba dos cajas de pizza, un par de botellas de té frío, un regalo envuelto y una carta. 

- No es mucho, pero de verdad quiero que sepas que eres la mejor y que eres grandiosa y ¿qué mejor manera de festejarlo comiendo pizza? 

- Coño, chama, te botaste, debería sacar 93 puntos de 100 más seguido, de pana. 

- La carta no la leas, léela cuando tengas que irte. 

- ¿Irme? ¿Cómo sabes que me voy? 

- Instinto, además, si no quedarías, buscarías alguna forma de progresar, eso haces siempre, si no fuese cierto, no estarías aquí. 

- Ay, Max... No me hagas llorar. 

- Que marica eres. - dijo bromeando.

- Tú si que sabes arruinar mis momentos sentimentales. 

- Es broma, cariño, amo verte sentimental, bueno, ¿qué estamos esperando? Vamos a comer, tengo mucha hambre. 

- Espera... 

Corrí y abracé a Max. Ella se quedó muy quieta, pero luego me devolvió el abrazo. 

- Gracias, gracias por estar aquí, por ser mi mejor amiga, por leer todas mis cosas desde lejos y cerca, y más que nada, por quererme y estar a mi lado a pesar de todo. 

- Nunca podré devolverte lo que has hecho por mí, amo verte feliz y darte lo mejor de lo mejor porque eres la mejor. 

- Bueno, ya, dejemos la cursilería, también tengo hambre. Comemos de una vez. 


Max había comprado dos cajas de pizza, la primera era una pizza con tocineta, maíz y pepperoni , la otra era una pizza 4 quesos. 

Mientras comíamos, hablamos de lo que se venía, le comenté a Max el premio que me dio mi jefa Valentina, y que sabía que inmediatamente me iría a Italia, comentó algunas cosas que le gustaron de Perú, que conoció gente agradable, y que esperaba ansiosa las horas del almuerzo porque comía platos interesantes. 

- ¿Le has comentado a Jade lo de tu viaje? - preguntó ella

- No, no todavía, recuerda que Jade casi nunca tiene el teléfono a la mano por su agenda apretada, debo llamarla a la hora de contarle algo, es la única manera de que esté al tanto de las cosas que me pasan. 

- ¿Y cuando la llamarás? 

- Cuando mi jefa me diga cuando me voy. Ella dijo que quiere que me vaya en dos días, si es así, no podré ver a Jade, ella está creo que en México ahora mismo, presentando su obra.

- ¿No estaba en Uruguay? 

- No lo sé, ella nunca se queda en un mismo sitio, parece un carajito eléctrico que se mueve pa'todos lados, aunque en vez de "lados" pondría países.

- Ese acento. 

- Ugh, a veces se me sale, lo siento. - dije apenada. 


Unos pedazos de pizza más tarde, empezó a sonar mi celular, estaba tan concentrada comiendo la pizza que decidí contestar sin ver quién era. 

- Hola, buenas tardes, habla Gina, ¿quién habla?
- ¡Hola, mi niña!
- Heey, ¿cómo está usted? 
- Bien, bien, ¿qué estás haciendo ahorita? 
- Estoy comiendo pizza con Max. 
- Uy, que rico, bueno, ya, vamos directo al asunto. 
- ¿Qué asunto? ¿Pasó algo? 
- No, nada, no te preocupes, sé que te llamaría a las 8pm, pero sabes bien que soy olvidadiza, en fin, ya te conseguí los boletos, ¿qué te parece? - dijo emocionada. 

- WHAT? ¿DE PANA? 
- Sí, de pana. 

- ¿Para cuando? 

- Te vas el martes, a las 11am, ¿te parece bien? Creo que el horario estuvo bien, quería que te fueras el lunes, pero el horario era a las 3am y no... 

- No, no, está bien, me parece estupendo. 

- Muy bien, te enviaré todo por tu e-mail, nos hablamos entonces, un abrazo. 

- ¡Gracias, un abrazo también!

Ella había colgado. Sentía que mis manos comenzaban a temblar. 

<< Ay, mierda, no puedo creer que esto esté pasando. >>

- ¿Qué pasa, Gi? 

- EHm... 

- Gi, habla, ¿quién era? 

- Era mi jefa. 

- ¿Valentina? OH, ¿QUÉ TE DIJO? 

- Me voy el martes, a Italia a las 11am y ... No lo sé, creo que estoy muy feliz, es una sensación rara que extrañé en mí, pero es genial, me gusta y sería lindo acostumbrarme a ella, ¿no crees? 


To be continued. 































domingo, 5 de noviembre de 2017

Jade. (5ta Parte)









- Mi Gina, ¡Cuánto tiempo! - Dijo alegremente

Jade  es mi amiga de toda la vida, estudiamos juntas desde primer grado hasta último año de secundaria, su familia me quiere como otro integrante más, tanto que cuando iba a visitarla, su mamá, hermanos y tíos pedían que me quedase más tiempo en su casa. Jade y yo vivimos muchísimas cosas juntas, crushes raros, fangirleabamos con  bandas de todo tipo, como Paramore, MCR, Linkin Park, Los Jonas Brothers, The Strokes, Los Foo Fighters, entre otros. 

Jade estuvo presente cuando a penas John y yo éramos amigos, en ese entonces, ella salía con un chico llamado Christopher, fue su primer novio, estudiaba en el mismo colegio que ambas e iba un año antes que nosotras, la relación de ella y Chris duró 2 años, mientras que la mía con John fueron 3 años. 

Ambas estuvimos unidas en el rompimiento de cada una, dándonos apoyo incondicional y sobre todas las cosas, hacernos reír en esos momentos tristes de nuestra adolescencia. Tras graduarnos de bachillerato, Jade se fue lejos a seguir lo que amaba, la actuación, actualmente es una actriz de teatro bastante reconocida y ha hecho papeles importantes en  muchos países de Latino-américa. 

- Hola, Jade. ¿Cómo estás? - dije melancólica.
- Pues, estaba ensayando con los chicos, pero ahora que me llamaste, me alegraste el día totalmente. 
- Gracias Jade y tú a mí el mío.. Pensé que no contestarías el teléfono. 
- Tengo una agenda gordita de tantas cosas, mi pequeña, Gi, pero para ti siempre habrá un espacio, mi niña. 
- Tenemos la misma edad, 21 exactamente, no soy tu niña. 
- Pero yo te veo con ojos de amor, porque tú eres un ser  muy sentimental y eres mi niña. 
- No te pongas tan dulce, que me darás diabetes. 
- Sabes que siempre lo haré, mi pequeña Gigi. 
- Te extraño mucho, Jade.. - dije con el corazón pasa. 
- Y yo a ti, mi gigi. ¿Qué tienes? Te conozco.. 
- Sí, ya sé que me conoces, yo también te conozco.
- ¿Ya escapaste de Venezuela, Gina? - preguntó preocupada
- Sí, logré hacerlo afortunadamente, dime que estamos en el mismo país. - dije.

- ¿Donde estás Ginita? Sé que lo sabría al ver la localización del número, pero sinceramente contesté con el botón de  los audífonos y ando con las manos ocupadas entre el libreto y otra cosa, sabes cómo soy. 

- Estoy en Argentina, pero estaré poco tiempo acá por algunas razones.. 
- AY, DIOS, HOY ES MI DÍA DE SUERTE.- Ella estaba eufórica. 
- ¿Por qué gritas? ¿Por qué es tu día de suerte? -  pregunté nerviosa.

- ¿Donde estás exactamente? - preguntó Jade.
- Pues.. Estoy en Palermo, Buenos Aires. - dije
- NO, TONTA, NO ME REFERÍA A ESO, DAME UNA DESCRIPCIÓN.
- Estoy en una cafetería vintage muy bonita, frente a un teatro...
- Continúa... 
- Bueno, es una cafetería con temática vintage, pequeña, en los centros de mesa hay unas flores de papel increíbles y hay como una pequeña biblioteca dentro..
- ¿Cerca de un parque?
- Eh.. Sí.. 
- ¡QUÉDATE AHÍ, NO TE MUEVAS! - gritó con emoción. 
- Okay, pero ¿dón..

Jade me había colgado el teléfono. 

<< Bueno, mejor la espero aquí, creo que debería leer y pedir algo mientras tanto. >>

Pedí un chocolate caliente y unas galletas con chispas de colores, tomé mi iPod, esta vez decidí escuchar la orquesta del soundtrack de unos de mis videojuegos favoritos, Phoenix Wright: Ace Attorney, ya que era perfecta para leer.

1 taza de chocolate, 6 galletas, 7 canciones de la orquesta y 27 páginas de mi libro más tarde, llegó Jade, estaba feliz de verme, lucía unos blue jeans altos con un suéter blanco, unas botas negras, su cabello liso con su respectivo flequillo y estaba muy bien maquillada, se acercó hacia mí y me abrazó fuertemente. 

- ¡ESTÁS BELLÍSIMA! - gritó ella. 
Shh.. Estamos en una cafetería y la gente lee también, creo que deberías guardar silencio... - dije susurrando.
- Ups, bueno, susurrando te digo que estás bellísima y que eché de menos..
- Si ni siquiera estás susurrando, tonta. 
- Te extrañé muchísimo. - dijo con melancolía. 
- Y yo a ti, créeme. 

Nos abrazamos muchos segundos, creo que unos 3 minutos o tal vez 5, Jade y yo teníamos 2 años sin vernos, era el plazo más largo que teníamos. 

- ¿Quieres hablar aquí o te llevo a un mejor lugar para conversar? - preguntó Jade. 

- A dónde tú quieras, aunque me ayudas al final de regreso a casa, a penas soy una turista en este país. 

- No te preocupes, te llevaré al lugar más seguro, no te perderás.- dijo ella.  
- No me digas que vamos a comer helado en una plaza como hacíamos en Venezuela... - dije yo.

- No, tonta, vamos a mi casa. Te llevaré, tengo carro.
- A la verga, ¿también tienes carro? Yo de vaina tenía una bicicleta y me creía poderosa. - dije yo.
- Marisca, aquí no se nos puede salir tanto el acento, después no nos entienden.  

- Eso es lo divertido de ser extranjero, Jade, hablar con tu acento es como hablar en modo clave porque no muchos te entienden.- dije sonriendo.  
- Ahora que lo dices, de pana que sí, bueno, dale, muévalo que el tiempo es corto. 

Ya dentro del auto ambas, estábamos vía a casa de Jade. Unos minutos más tarde, Jade apagó la radio, cuando había silencio, ella se dedicaba a hacer preguntas, así que estaba preparada para ponernos al día. 

- Entonces, Gi, cuéntame, ¿qué te pasa? 
- Creo que la que debería empezar a  hacer preguntas soy yo, porque yo te llamé primero. - dije 
- Eso es trampa. - dijo haciendo una mueca graciosa 
- No, no lo es, sabes que es una buena excusa. - dije mientras me reía.  Ella también se estaba riendo demasiado.

- Bueno, está bien. Veamos, ¿te acuerdas de Christoph?
- Sí, ¿qué pasó con ese chamo? 
- Bueno, no sé como consiguió mi teléfono, pero estuvo escribiéndome, diciendo que quería volver conmigo después de muchísimo tiempo.
- What? Are you kidding?
- Nope. 
- Oh, ¿y qué le dijiste? 
- Le dije que ya era muy tarde porque tenía novio y todo eso...  
- Wait, ¿TIENES NOVIO? - pregunté. 
- Eso te lo contaré ahorita, ya va, espera. Que ahora es que se viene lo bueno. 
- ¡A la mierda! Bueno, dale, prosigue. - dije emocionada.

- Bueno, él me dijo que no importaba, porque me estaba inventando lo del novio, y que si tenía uno en serio, no lo amaba, sino que al único que lo amaba era a él, ¿qué te parece? - dijo ella 

- Marica, qué bolas tiene ese tipo, de pana.- dije

- ¿Verdad que sí? No sé como pude salir con él en secundaria, ugh. 

- No te culpes, eras adolescente y aparte parecía agradable. 

- ¿Ves porque eres mi única amiga? Eres la única que puede entender por qué me enamoré de un idiota sin hacerme sentir estúpida. 

- Era tu primer amor, sé como te sientes al respecto, porque ya sabes, cuando uno se tiende a enamorar por primera vez el sentimiento es muy puro, inocente, estás llena de ilusiones y piensas que todo será para siempre...

- Exactamente, ¿ves a lo que me refiero? Tú si me comprendes. 

- No debería ser, se supone que el ser humano está destinado a amar la mayoría del tiempo y debe entender ese tipo de situaciones con facilidad. - dije 

- No siempre es así, a veces puedes ser muy inocente con respecto a la gente. 

- Yo creo que la gente puede ser bondadosa si se lo propone.- dije yo 

- No todo el mundo lo es, no pienses eso demasiado, no quiero recibir otra llamada tuya de que fuiste ilusa o algo por el estilo. 

- Muy tarde, ¿Por qué crees que te llame el día de hoy? - dije riéndome.  

- ¡Ay, no! Espera que lleguemos a casa y me cuentas, ¿te parece? 

- De acuerdo, por mí está bien.  

Llegamos a su casa unos 20 minutos después, ella vivía en un quinto piso, su apartamento era un poco más grande que la casa de Max, la casa tenía una decoración entre marrón, vinotinto y beige, lo cual lucía todo bien, nos sentamos en la terraza de su apartamento. Ella fue por algo en la cocina, yo me quedé viendo la ciudad desde la terraza, Jade aún recordaba lo mucho que me gustaba este tipo de cosas, me hacía sentir bien, me relajaba. 

Ella llegó toda sonriente, con un par de envases de helado, un par de cucharas, uno era de triple chocolate y el otro era de Torta Suiza, se sentó junto a mi y dijo: 

- Si vamos a hablar, que sea como los viejos tiempos, hablando mientras comemos helado, aunque creo que esto es mejor que la plaza cerca de tu casa. 

- ¿Acaso compraste helado cuando te dije donde estaba? - pregunté sorprendida. 

- No, siempre cargo helado en la nevera. Aunque si te soy sincera, cada vez que lo hago, me recuerda mucho a nosotras, creo que por eso lo hago y porque es genial la sensación de  comprarme mi propio helado, cosa que no hacía en Venezuela. 

- Bueno, la sensación más bonita que he tenido acá, es de poder pasear sin sentir miedo a que me atraquen. - dije 

- Ah, eso también. Bueno, bueno, ahora sí, empecemos. - dijo ella entusiasmada. 

Jade empezó a abrir ambos helados, me pasó el cubierto y empezamos a comer poco a poco, eran las 3 de la tarde, así que teníamos bastante tiempo para conversar. 

- Bien, Gina, cuéntame, ¿qué te ha pasado?? Háblame de ti, tengo bastante tiempo para escucharte. 

- Hmm.. Bueno, ¿con qué empiezo? Ya soy chef, estuve haciendo cursos de pastelería y barismo en Venezuela, mi jefa vio el potencial que tenía y me mandó para acá , a la sucursal de un amigo de ella a hacer otros cursos más avanzados y tal vez, si todo sale bien, ella me mandará a trabajar a otro país, ella y su familia tienen este tipo de negocios en cuatro países, Venezuela, Argentina, Estados Unidos e Italia y pues, yo...

- Adivinaré, quieres trabajar en Italia. - dijo ella interrumpiéndome. 

- Sí, porque ese ha sido mi sueño y doy mi mayor esfuerzo en poder quedar, no tengo nada en contra de este país, es muy bonito y la gente es bastante amable, pero sabes que Italia ha sido mi sueño desde un largo tiempo. 

- Mi mamá siempre me dijo que a las personas buenas le pasan cosas buenas, y mírate a dónde has llegado, estoy segura de que podrás hacerlo, aunque no soportaría tenerte tan lejos... - dijo un poco triste. 

- No contemos los pollos antes de nacer, vamos a esperar qué sucede, pero créeme que por los momentos eso es lo que más quiero, irme a Italia a hacer lo que me gusta y si estamos lejos de nuevo, sabes que de algún modo, podremos vernos. - dije yo. 

- Está bien, sé que será así. ¿Por eso andabas un poco medio triste en el teléfono? 

- AH, NO, NO. NO ERA POR ESO. 

- ¿Entonces? - preguntó. 

- Es que.. Ugh, es que es un poco estúpido, que vergüenza... - dije con pena, me había tapado la cara.  Jade estaba riéndose como costumbre. 

- A ver, chica penosa, ¿qué pasa? - dijo ella mientras se reía. 

- Yo... Es que...  

- Ajá, Gina. 

- Es sobre John. 

- ¿John volvió a aparecer? Ugh, me marea él y su luz intermitente. - dijo irritada.  

- No, no volvió. Nunca lo hizo de hecho, es que tuve un sueño con él y.. 

- No me digas, soñaste que tuvieron algo juntos, ¿no? 

- No exactamente, soñé que lo vi y fue tan real, pero él salía con alguien más y me desmoroné en mi propio sueño al saberlo, fue terrible y no sé porque desde que tuve ese sueño, ando tan deprimida, me siento un tanto vacía como cuando supe que lo había perdido. - dije triste. 

- ¡Tú no perdiste a nadie, deja de pensar en esa estupidez! - dijo ella molesta. 

- Pero es que es así, Jade. 

- No, Gina, no seas tonta y perdona que sea tan dura contigo, pero de verdad, no seas tan idiota. Él fue quién se fue, nunca te dijo a dónde ni por qué, ¿no es así? 

- Bueno, sí, pero... 

- Él fue quién tomó la decisión de irse y tú nunca le dijiste nada malo, al contrario, aceptaste ese golpe sin reclamarle , porque respetaste su decisión. A veces eres tan considerada con los demás, con sus sentimientos , que tal vez las personas no piensan en los tuyos, si él de verdad le importaras, hace tiempo hubiese dado señales de vida, de humo, ubicarte no es tan difícil, el que quiere puede y además, hay algo más que siempre he querido decirte. 

- ¿Qué cosa? - pregunté. 

- Me parece irónico que él si pudo irse a otro país, que todavía no sabemos cuál es, pero él nunca pudo ir a visitarte. No creo que te hayas perdido de mucho, entiendo que lo hayas querido muchísimo, pero ya es hora de dejar de preguntarte cómo es o qué es de su vida, si nunca te buscó es porque no le importas y ya, sé que estoy siendo muy dura, lo sé, perdón, pero tengo que ser directa contigo en este asunto. Los que realmente te queremos estamos contigo desde siempre, Gi, no te des mala vida por cosas del pasado, si no lo hiciera, todavía estaría llorando por Cristoph y no saldría con Williams. 

- ¿Williams? ¿Así se llama tu novio nuevo? - pregunté. 

- Sí, pero no te desvíes del tema, Gina. Sólo quiero que pises tierra, no te desvíes por un sueño y menos por ese chamo, ¿te quedó claro? 

- Sí, está bien. Gracias Jade, de verdad necesitaba uno de tus regaños. - dije con pena. 

- ¿Sabes lo mejor de mis regaños? - preguntó

- No, ¿qué es? 

- Que son gratis, aprovéchalo, pero sólo por hoy, la próxima vez te los cobro. - dijo bromeando. 

Nos reímos un poco, comíamos el helado mientras mirábamos todo desde la terraza. La abracé fuerte, y me quedé ahí,  tenía ganas de llorar, pero me aguanté, estaba pensando en que tal vez una parte de mí mantenía la fe de seguir esperándolo inconscientemente , de poder saber algo de él, porque tal vez sentía algo, pero no quería permitirlo más, debía seguir con lo que ya tenía, enfocarme en mis sueños, en mis seres queridos y en mí. 

- Quédate tranquila, Gina Elizabeth, todo estará bien, recuerda que no estas sola, tienes muchas personas que te quieren, pero yo soy la que más te quiere. - dijo ella riéndose. 

- Max me dice eso siempre. 

- ¡Nada, Max nada! ¡Primero fue Sábado que Domingo! - dijo celosa. 

- ¿Celosa? - pregunté sonriendole. Jade estaba comenzando a hacer pucheros. 

- ¡CLARO QUE NO! 

- Te quiero, tonta. 

- Y yo a ti, Gi. ¿Quieres ver el atardecer como solíamos hacer? Ya sabes para no romper tradiciones. 

- Sería un honor, señorita. - dije, haciendo reverencia. 

Nos mantuvimos viendo el atardecer de la ciudad, juntas, comiendo helado como los viejos tiempos, ninguna de las dos habló en ese instante, sólo sonreíamos, llenándonos de viejos recuerdos, melancolías. Sé que Jade estaba pensando lo mismo que yo al mirar aquella puesta de sol, de que algún día podamos regresar juntas a nuestro lugar de origen, Venezuela y tenemos fe de que algún día será de ese modo. 





To be continued. 














Sentimientos Chimbos / Malos

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